Efectivamente, Norma Foster y Santiago Calatrava se relamían de gusto el día que se enteraron de que un empresario ricachón de Las Palmas, con nobles apellidos y menos nobles relaciones políticas en Lanzarote, quería invitarlos a lucirse en su penúltima operación especulativa. Suponemos que les habrá ocultado que casi todo el islote del Francés es zona de servidumbre de protección de Costas, y que, aunque se permite el uso comercial, éste sólo se autoriza cuando beneficia al dominio público. Y eso está por ver, dado el carácter especulativo de la operación. En manos del jefe de Costas está pendiente proponer a sus superiores la expropiación por tres perras de esa servidumbre, como le permite la ley de su propio departamento. De paso, José Miguel Pintado conseguiría sacudirse los sambenitos que pudieran estarle colgando por su estrecha amistad con Luis Hernández, tradicional socio de Jaime Cortezo, que también estuvo en los inicios del Francés.