Es natural que Soria esté tratando por todos los medios de mantener en los niveles intermedios y bajos de la administración autonómica el mayor número de cargos peperos posible. No sabemos si se lo ha aceptado Paulino Rivero sin más o existe alguna cláusula secreta de esas que tanto gusta esgrimir al PP, pero tiene difícil explicación que una espantada así no lleve aparejado un majo y limpio general. El presidente de los conservadores canarios no ha dejado de recibir todo tipo de sugerencias, quejas e improperios desde que decidió romper con CC de la manera más calamitosa de cuantas aconseja el manual. Y sabe que su gente está al borde de la rebelión si no consigue que Rivero mantenga a un centenar de los enchufados al menos hasta el final de la legislatura. Soria llama a eso “mantener a algunos cargos de perfil técnico”, entre los que se encuentran gerentes de empresas públicas, vocales de consejos de administración y algunos asesores que no pueden irse al paro en plena campaña electoral.