A veces la mirada exterior es la más equidistante para juzgar lo que ocurre en unas islas donde en ocasiones los burros vuelan, los políticos sientan en el banquillo a los periodistas por lo que escriben u opinan y donde las denuncias de presuntas corrupciones, tan complicadas de acreditar (los delitos no se consignan nunca en acta ni ante notario), se transforman en recibos manuscritos, fuertes pagos en cash y relaciones de amistad entre empresarios que piden cosas a la administración y políticos cuya esfera de influencia alcanza a los que toman las decisiones. Por eso, para evaluar la cumbre entre los presidentes Rodríguez Zapatero y Paulino Rivero mejor echar un vistazo fuera, y así comprobamos los distintos resultados obtenidos.