Recibimos varias llamadas este jueves para reprocharnos la dureza con la que despedimos a Santiago González. Fueron llamadas de personas de dentro de Televisión Canaria y ajenas a la casa, pero todas seguidoras de este periódico, lo que nos obliga a plantearnos las críticas y a matizar las matizables. Es cierto que la audiencia es la que es, pero también es cierto que es la televisión de su segmento que menos espectadores ha perdido. Es cierto que no ha salido el concurso para la nueva era de producción de contenidos, pero porque el Gobierno no espabila a sus servicios jurídicos. Desde dentro nos tiran de las orejas por no haber resaltado que el director saliente ha estado casi desde el principio en el proyecto, por lo que le corresponden también los méritos anteriores, y que si ascendió al máximo rango no sólo fue por ser persona de confianza de ATI, sino por haberlo sido incluso del anterior director general, Francisco Moreno.