Al policía Francisco Roger le están cayendo clavos. Un día tuvo la poca fortuna de denunciar al concejal de Policía por no haber abandonado su actividad como abogado del turno de oficio y compatibilizarla con sus tareas en la Corporación. Y como el concejal es de Nueva Canarias, la venganza está servida, y al tal Roger le han sometido a un severo marcaje desde el equipo de Mari Pino Torres: que si va de paisano, que si no tiene facultades para ir precintando o proponiendo el cierre de locales infractores de la ordenanza municipal, que si es un protegido de la ex alcaldesa... La cosa es fea porque se ha metido por medio un mando policial que lo trae por la calle de la amargura. Y el pacto -cada día un poco más- resquebrajándose y amenazando ruina. Que es la ruina de todo un municipio.