El edificio “icono” que el alcalde de Arrecife, Cándido Reguera, ha prometido autorizar al empresario Jaime Cortezo en el islote del Francés ya ha provocado la primera acción en positivo del ayuntamiento de la capital conejera. Este miércoles se ha adjudicado la demolición de las viejas naves de la factoría conservera de la Rocar, convertidas en ruinas refugio de personas sin techo y drogodependientes. Su insolente permanencia en esa zona de Arrecife fue históricamente utilizada por su propietario para presionar al ayuntamiento, al que pedía una autorización urbanística a cambio de su demolición. Con la llegada del pacto entre el PSOE y el PIL, al inicio de este mandato, el dimitido concejal de Urbanismo Antón Hernández puso en marcha el expediente y el correspondiente concurso, adjudicado por fin este miércoles. Ahora será el consistorio quien proceda de oficio y el que ejecute los trabajos, valorados en 327.000 euros, pero deberá pasar la correspondiente factura a Cortezo, que siempre se ha quejado de que él lo hubiera hecho por menos dinero. Algo se ahorrará, sin duda, porque la demolición se licitó inicialmente por más de 700.000 euros, y el adjudicatario ha hecho una baja a menos de la mitad.