En tres ocasiones, el comandante de la nave informó somera pero serenamente a los pasajeros de las incidencias técnicas que se estaban produciendo, pero sin dar ni un solo detalle de la avería, que era comprobada en directo por algunos pasajeros a través de las ventanillas del aparato. El primer piloto sólo decía que estaba a la espera de que los mecánicos le dijeran cuándo podría estar listo el avión para despegar. Hasta que intervino la expeditiva azafata y todo se precipitó hacia las teorías más variopintas. Varios pasajeros aseguraron haber visto a uno o dos detenidos ser conducidos esposados fuera del avión, mientras a pie de pista aguardaban efectivos de la Guardia Civil para proceder a la descarga y revisión del equipaje. La versión oficial se acercaba a la que ofrecía otro pasajero de primera clase: Iberia había hecho una reparación y había que esperar a que Airbus aprobara el procedimiento seguido para poder despegar. Algunos viajeros cambiaron sus vuelos, como los diputados Pilar Grande y Carmen Guerra, que acudían por la tarde al importante pleno del Congreso de los Diputados.