El hotel Gran Canaria, que tantas alegrías dio a los políticos de esa isla el día que se colgó de él aquel pedazo de cartel con su nombre, ya no se denomina así. Ahora se llama hotel Canarias, por razones que trataremos de desentrañar. Los analistas menos doctos atribuyen a ese cambio de nombre del hotel el distanciamiento, enfriamiento de relaciones e incluso ruptura producido entre el propietario del establecimiento, el mencionado Santiago Santana Cazorla, y el presidente del Cabildo, José Manuel Soria. Antaño fueron uña y carne, tan uña y carne que hasta llegaron a compartir preocupaciones conjuntas en torno al mejor acomodo de los estudiantes canarios que llegan a Madrid y no encuentran una residencia en condiciones. Pero no, señoras y señores, Soria y Santana Cazorla no están cabreados por el hotel Canarias, antes Gran Canaria. Quizá sea más porque no coinciden en el análisis y resolución de las preocupaciones comunes.