José Segura se plantificó el miércoles en Canarias tras conocer que para acá venían Rubalcaba y Zapatero. Con tal motivo, el bueno del delegado del Gobierno tuvo que suspender sus merecidísimas vacaciones en el Reino Unido, donde no está acreditado que haya intervenido en la transmisión de la fiebre aftosa, con perdón por la broma. Cuando se constituyó ante Rubalcaba dijo algo que, desde luego, no estaba en el guión ni se lo esperaba el ministro: que llevaba desde el lunes coordinando las tareas de emergencias competencia del Gobierno del Estado. Y salvo que estuviera haciéndolo desde la pérfida Albión vía telefónica, no nos salen las cuentas. Pero puede ser, porque a Segura sólo falta por conocérsele el don de la ubicuidad, que junto a sus conocimientos de termodinámica, lo convierten en el candidato ideal para regresar al Congreso de los Diputados a partir de marzo.