Si nada ha cambiado en su situación penitenciaria, Dimas Martín continúa cumpliendo condena en la prisión Tenerife II, que, como su propio nombre indica, se encuentra separada de la isla de Lanzarote por otra que está en medio que se llama Gran Canaria. En esta, en Gran Canaria, habita otro personaje singular, José Manuel Soria, que ya ha mandado a sus emisarios a decirle a Dimas que se deje querer, que una alianza electoral entre el PIL y el PP podría reportar muchos beneficios para ambos. Así se lo ha trabajado sobre el terreno la presidenta lanzaroteña del PP, Astrid Pérez, aún habiendo ganado la plaza en contra del líder espiritual de la secta, que prefería a su Yolanda Perdomo de toda la vida. Pérez, además, reune la condición de persona que sintoniza con el otro PP majorero, el de Domingo González Arroyo, lo que le facilitaría el entendimiento con el presidiario más pretendido de este lado del Atlántico. El PIL se hace querer, incluso más de lo que vale, y está dispuesto a llegar a acuerdos con el PP y con CC al Parlamento, sin que nadie se atreva en estos momentos a descartar que Dimas renuncie a su orgullo y se trague las pretensiones de un sector del partido que no ve con malos ojos que Pedro de Armas vaya de candidato a la alcaldía de Arrecife.