Mientras se producen estos acontecimientos en la dirección del Partido Socialista Canario, las bases continúan pronunciándose a favor de Juan Fernando López Aguilar. Basta con acudir a los actos en los que se anuncia su presencia: la gente interviene, le reclama que siga, le exige que mantenga su discurso regeneracionista, que acabe con la corrupción en Canarias y que no pacte con los que han llevado al Archipiélago a esta situación de podredumbre. Es el único chute de optimismo que recibe, lo único que le anima a presentarse, porque en las conversaciones más restringidas confiesa que la política en Canarias está podrida, que cada día le interesa menos, y que si no arroja la toalla es porque esa gente que le aclama en las casa del pueblo se lo impide. Y la dirección de su partido le ha dado la espalda a ese clamor.