Manuel Mederos tiene un problema grave con la profesión periodística, y no solamente referido a su ignorancia supina, que es mucha y muy peligrosa. La pone en entredicho (a la profesión, que no a su ignorancia) cada vez que se adentra de manera audaz en el análisis de la realidad, especialmente en la realidad periodística y judicial canaria puesta en relación con los corruptos que a él, a su periódico y a sus padrinos interesa preservar para que el chiringuito funcione. Quizá ignore que hace mucho tiempo que quedaron derogadas las leyes que sometían a la prensa a todo tipo de cortapisas y de examen, por lo que es imposible que un juzgado examine el modo de trabajo de un periódico, salvo que sea un juzgado de lo Social, que podría entrar a valorar, por ejemplo, los contratos laborales de sus trabajadores, si hay cláusulas abusivas o si se ajusta al convenio del sector. Porque lo que examina el Juzgado de Instrucción número 3 de Las Palmas de Gran Canaria es una querella por injurias y calumnias presentada por Jorge Rodríguez contra CANARIAS AHORA.