Frente al chalaneo y la manipulación de oriente (menos mal que Carmelo Ramírez decía que tenía controlada la situación), en la Caja General de Ahorros de Tenerife, Cajacanarias, las cosas se han conducido de un modo absolutamente diferente. Los poderes en presencia en el consejo, esto es, los tres partidos políticos, se han puesto de acuerdo y comparten el protagonismo. La presidencia del consejo, como es natural, para ATI, y las de la Obra Social y la Comisión de Control, para el PSC y el PP. Aquí, chanchulleo político de haber quién controla a los impositores, que se pirran por lo que les pongan delante. Pero el gran perdedor no será Carmelo Ramírez, nos tememos, sino Antonio Marrero, como les decíamos, con los trabajadores con la escopeta cargada. Para su consuelo, tiene a Poveda de correveidile como adjunto a la Presidencia, siempre diciéndole cosas bonitas al oído, que para eso existen los aduladores. Y las cortesanas.