Se nos traspapeló la anécdota con esto de los puentes y los difuntos y no queremos dejar pasar un día más para acercársela a todos ustedes. Ocurrió durante el pleno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria de la pasada semana, en medio de un hervor de los que de vez en cuando sufre el viceportavoz del PP, Felipe Afonso El Jaber, sí, el que fuera concejal de Urbanismo durante los disparates de la era Luzardo que han terminado por arruinar a la ciudad. Ni Urbanismo ni cultura general adornan a esta pieza irrepetible que dejó que le afloraran sin control sus pasiones y obsesiones por Electra. Se debatía un expediente de remanentes para el teatro Pérez Galdós y el hombre se puso a echar pestes de los gastos cuando una sonrisa del alcalde, Jerónimo Saavedra, le interrumpió en su patinaje: “No se de qué se ríe”, dijo mirando a Saavedra. La respuesta del alcalde fue premonitoria de lo que luego ocurriría: “Y más que me voy a reír”. Culminada la intervención de Afonso El Jaber llegó el turno de un Saavedra en estado puro: “Señor Afonso, yo reconozco que siento pasión por Electra, pero lo suyo es obsesión. Y claro está, no tiene usted por qué saber que existen dos Electras, la de Benito Pérez Galdós y la de Richard Strauss, y este pago se refiere a la segunda, a la de mi pasión, no a la de su obsesión”. El portavoz pepero no sabía cómo salir del atolladero y seguía erre que erre mientras a su lado Ángel Sabroso le animaba a abandonar el afán. Al final tuvo que ser el alcalde que el que le dijese que le hiciera caso a su compañero de filas y que se callara, que reconociera el error y punto. Es lo que tiene la obsesión, que tiende a equivocarse.