El acuerdo que Mauricio ha mandado ejecutar es como sigue: créese una sociedad con los mínimos exigibles por la ley e intégrense en ella los miembros del Club de Meloneras, desde Lopesan hasta Rudi Núñez, pasando por Germán Suárez, Pedro Luis Cobiella, Plasencia, Rodríguez de Azero, etcétera. Acuda tal sociedad en solitario a la ampliación de capital de Gascan, a ese 40% que se recoge en los acuerdos gubernamentales que habría de ir al capital RIC canario. Una vez sustanciada tal ampliación de Gascan, la sociedad del Club de Meloneras produce su propia ampliación de capital y es ahí donde se invita, con mucha educación y síntomas de generosidad inusitada, a todos los empresarios canarios y no canarios que quieran materializar RIC. Con un detalle añadido, para que la cosa no pierda su morbo: los socios de la sociedad interpuesta del club no tienen derecho a voto. ¿Esperará mucho la oposición para poner el grito en el cielo? ¿Alguien se acordará alguna vez de la existencia de fiscales en el Estado español?