Suponemos que los funcionarios ministeriales que este miércoles se vieron con Arnáiz ya habrán puesto al corriente a la superioridad, y suponemos también que ya estarán preparando una reunión entre Mariano Navas, director general de Puertos, y el camarada consejero Mauricio, que se sacará de la chistera una de esas propuestas suyas que parecen salidas de Alicia en el país de las Maravillas. En el ministerio se lo pasan en grande y preparan el expediente que habrá de ir a parar al fiscal del Tribunal de Cuentas (el del Estado, que no es coña), donde se da por sentado que para Arnáiz habrá puro. Y a todas estas, el presidente del Gobierno mira para otro lado, o sigue recopilando argumentos para fulminar a Arnáiz por la vía de enmedio. El mensaje presidencial vía correo electrónico a todos los funcionarios es, analizando esto del Puerto, una vacuidad: un presidente que mantiene a un individuo así al frente de un organismo público no está apostando por el futuro limpio de Canarias. Por el progreso que él dice.