El diputado Benizri podría convertirse en hijo adoptivo de la Conferencia Episcopal Española porque responsabilizó al Parlamento de dar legitimidad a la sodomía, razón por la cual -señaló- se producen los temblores. También manifestó que el Gobierno no debería reforzar los edificios sino, por contra, no aprobar legislaciones que alienten a los homosexuales y otras “perversiones como la de permitir que parejas de lesbianas puedan adoptar” niños. Menos mal que se lo ha tomado a coña la Asociación de Homosexuales y Lesbianas de Israel, cuyos miembros se han sentido “halagados por semejantes poderes mágicos que se nos atribuyen”. Ya que aquí no hay terremotos, se nos ocurre que Rouco, Cañizares y García-Gasco pudieran atribuir a los homosexuales españoles los efectos perversos del calentamiento global y el viento racheado que en ocasiones les levanta la sotana y les convierte en oscuro objeto de deseo. De menores de 13 años, claro.