El policía que actuó ante los cuatro músicos venezolanos se equivocó en todo porque no hizo caso a las explicaciones, no quiso hacer la menor comprobación de lo que los viajeros le decían. No fue suficiente que le enseñaran sus billetes de avión de regreso para el día siguiente, ni el contrato de trabajo que les vinculaba a un festival auspiciado por instituciones públicas españolas, canarias por más señas. Pero si el agente actuó así cabe preguntarse dos cosas. La primera es si ésta es la primera vez que ocurre algo similar en este puesto fronterizo, y la segunda es qué instrucciones tienen los agentes para conducirse de este modo. De la primera pregunta ya tenemos respuesta: no es la primera vez que esto ocurre, es más, hace pocos meses otro artista extranjero tuvo un problema similar. Y de los superiores, ¿qué quieren que les digamos si esa Policía Nacional en Tenerife es una coña marinera?