Parecía que habían aprendido en el PP a cuidarse mucho de este tipo de decisiones, sobre todo después del desgaste que sufrieron cuando impusieron a Teresa Cruz como jefa de prensa del teatro Pérez Galdós en los últimos meses del mandato pasado. Larry Álvarez en persona llegó a reconocer públicamente que aquella decisión había sido un error, uno de los que, a su juicio, acabaron pasándole factura electoral al PP en Gran Canaria. Pero, como dicen de la corrupción, las posturas sectarias engordan electoralmente al partido. Debe ser, porque el nombramiento de su esposa para un medio público agrava aún más la trayectoria de nepotismo y de falta de ética y estética con los nombramientos. Esperemos que no sea una especie de pensión compensatoria o una entrega a cuenta para que no lo cuente todo llegado el momento procesal oportuno.