El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Espino frente a Astrid
Las conversaciones entre el PSOE y el PP de Lanzarote empezaron el martes pasado, cuando ya circulaban rumores de toda índole. El secretario general socialista jugó muy hábilmente sus cartas porque sabía que en cualquiera de las opciones posibles, sería el socio de gobierno sin ocupar alcaldía. En aplicación del pacto regional, que fue la primera carta que mostró Carlos Espino, debía hacer alcalde de Arrecife a Manolo Fajardo, lo que muy pronto llevó a Astrid Pérez a ofrecerle directamente la alcaldía al candidato socialista, José Montelongo. El rumor corrió de inmediato y Coalición Canaria tomó entonces la derrota más estúpida: quemar a Cándido Reguera gobernando en solitario para luego plantearle una moción de censura. Espino no lo vio y quedó desvinculado de cualquier instrucción de pactar con CC. A partir de ese momento sólo había que negociar las parcelas de poder con Astrid Pérez, la dirigente del PP que lo tiene querellado por una falacia en torno a los Centros de Arte y Cultura del Cabildo. Espino logró la gestión del Plan General y otras áreas estratégicas que permitirán al PSOE lanzaroteño sobreponerse a los resultados electorales del 22 de mayo y no quedar fuera casi por completo de las instituciones de la isla. Los primeros damnificados de este pacto son los nacionalistas de CC, no hay duda, además del PIL y el partido de Juan Carlos Becerra, el PNL, que queda en la más absoluta inanición institucional. Los segundos serán los especuladores urbanísticos, en particular el del Islote del Francés, que lo vuelve a tener muy difícil. Porque debemos confiar en la entereza de los socialistas, que llevan años enfrentados a la corrupción y a las componendas en Lanzarote.
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