Como era de prever, la Junta de Portavoces del Parlamento de Canarias vivió este lunes el primer episodio de la era post-dimisión de Miguel Cabrera Pérez-Camacho. Su moción solicitando un pronunciamiento de la Cámara “contra la dictadura cubana”, justo en el momento en que se producen acontecimientos de alcance internacional que afectan a la vulneración de derechos humanos en la isla, tuvo el debate prelimar y quedó momentáneamente aparcada para mejor proveer. Y no fue Coalición Canaria la que más pegas puso, aún siendo consciente su portavoz, José Miguel Barragán, de que una condena al castrismo podría ser muy mal interpretada en la colonia canaria en Cuba, muy entregada a los mensajes pro Comité Central lanzados allí por los nacionalistas de aquí (no hay quien les gane en jeta). Fue el PP el que trató de parar la moción de uno de los suyos. Carlos Ester y Cristina Tavío cortocircuitaron el debate de la moción alegando que se trata de una cuestión de política internacional ajena a las competencias canarias, lo que choca de bruces con la práctica habitual de este partido, tan dado meterse en el berenjenal que más le convenga y mejor jeringue al oponente.