No ganamos para disgustos en este Cabildo de Gran Canaria, donde un día te aparece un despido improcedente y al otro el gerente de una orquesta gastándose las perritas de un Stradivarius en el bingo. Debe ser cosa de la inquietud que anida entre los funcionarios, que no saben si seguir haciendo genuflexiones o pasar directamente al corte de mangas a la autoridad incompetente. Quizás en ese trance ha debido encontrarse la funcionaria de Medio Ambiente destinada a la zona de El Dragonal, dentro del proyecto del Guiniguada, que ha sido denunciada ante los tribunales por gastarse una pasta de dimensiones siderales en llamadas telefónicas a líneas eróticas y del tarot. La dama, que está siendo investigada minuciosamente por el juez Parramón, ha obligado incluso a que se cambiaran las cerraduras de la oficina porque, para colmo, se ha detectado un descontrol total en despachos, teléfonos oficiales, visitas dominicales, etcétera, etcétera, etcétera. Si es que cuando no hay referentes morales, el personal se relaja una barbaridad.