La última vez que se reunieron los órganos de Ican el cine no era mudo, pero casi. Tres años han transcurrido desde que se decidiera en el último congreso paralizar el partido en beneficio del fortalecimiento de Coalición Canaria. Y mira tú qué rana salió el invento. El resurgimiento por tanto es a lo grande o a lo bestia depende de quién padece el espectáculo. Sin embargo, lo de seguir tirando de la cuerda de la presunta indisciplina de romanitas y carmelitas es sólo humo que nace para ocultar la verdadera batalla en la que el camarada se juega algo. La lucha política ya la ha perdido por más que perdure en el machito. Ahora toca la patrimonial. Y para eso reúne el próximo sábado a los que le aplauden. Lo que de verdad le importa es que la faculten para manejar el patrimonio de Ican, de tal manera que pueda quedarse con la sede de Coalición Canaria de la calle Buenos Aires. Si el crédito lo firmaron el propio Mauricio, su secuaz Fernando González y Carmelo Ramírez, ahora uno sobra para que el conseguidor pueda manejar las cosas a su antojo.