No debe ser el voto de José Miguel Pintado, director técnico de la Autoridad Portuaria, la cuestión principal que invalide este concurso, por mucho que nos pongamos. Es cierto que sobre él pesan algunas cuestiones de incompatabilidad que le impiden ejercer determinadas prerrogativas. Pero hubiera bastado con su abstención en el consejo de administración o la presentación de un acta notarial sobre sus circunstancias laborales para disipar cualquier duda legal. Otra cosa son sus intervenciones alrededor de la comisión técnica, o su influencia y embrujo técnico sobre los miembros del consejo de administración de la Autoridad Portuaria. Lo iremos viendo porque todo hace pensar que la participación de Pintado ha sido decisiva en esta operación que amenaza ruina.