Carlos Sánchez va dejando un reguero de negocios allí donde ha sido cargo público. Negocios para terceros y alguno para él mismo, como el que comparte de momento con el denunciante de la trama corrupta del Grupo Europa, Francisco Benítez Cambreleng, al que grabó sin su autorización en aquella conversación en la que también estuvo presente José Manuel Soria y que dio lugar a aquella obscena chapuza del soriagate. Fue él quien puso la grabadora y el que, según el propio Cambreleng, le ofreció el paraíso si cambiaba su declaración y decía que todo fue un montaje de Juan Fernando López Aguilar, la Policía y CANARIAS AHORA. Se espera que en marzo se siente en el banquillo de los acusados por una de sus hazañas, el caso Teyma, por la construcción de chalets en suelo rústico en el barrio satauteño de La Atalaya.