Resulta muy difícil encontrar una explicación razonable ?sin caer en los malos pensamientos- al frenazo provocado desde el Ministerio de Industria, Energía y Turismo a las renovables en todo el país, pero especialmente en Canarias. Se trata de un sector que, debidamente potenciado, llenaría plenamente de éxito las tres facetas de este departamento ministerial: la industria y la energía, por todo lo que se genera alrededor de una actividad como esta: fin de la dependencia exterior, enorme ahorro de costes, rebaja del déficit tarifario, generación de puestos de trabajo, transferencia de tecnología?; como turístico, convirtiendo a España y particularmente a Canarias en un referente mundial de las energías limpias y del turismo sostenible, a pesar de lo mucho que empañaría ese empeño la obsesión del ministro por el petróleo a unas pocas millas del Archipiélago. Pero en el caso concreto de El Hierro, con menos de 9.000 habitantes, con una economía frágil muy dependiente de las actividades que se generan desde las Administraciones, frustrar un proyecto renovable como Gorona del Viento es un auténtico fiasco. Los números cantan: la planta generaría unos beneficios brutos de algo más de 7 millones de euros anuales, que se quedarían en algo más de 2 después de amortizaciones e impuestos. Todo eso para una empresa en la que el Cabildo y el Gobierno de Canarias, a través del ITC, tienen el 70% (60-10), y el resto, un 40%, Endesa. Con un presupuesto de 28 millones, es fácil imaginarse lo que podría hacer el Cabildo de El Hierro con otros dos millones más a la hora de hacer más cómoda la vida a sus habitantes. Por ejemplo, a través de las tarifas del agua (las eléctricas se quedarían inamovibles por política de Estado), ya que durante las horas valle de demanda eléctrica, Gorona derivaría su producción a la potabilización de agua, que con la misma energía de la central se bombearía en alta para garantizar agua de magnífica calidad y abastecimiento seguro a la agricultura. Sin contar la repercusión mundial que tendría El Hierro en el contexto tecnológico y sus derivaciones lógicas hacia el turismo de toda índole, particularmente el más concienciado con el medio ambiente.