El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Unos llegan, a otros se les niega
En los partidos políticos cuando se gana un congreso, llamémosle de ruptura o de solución ancha de continuidad, las cosas suceden en la forma de las dinastías chinas: los de antes se jubilan por decreto-ukase sin derecho a rechistar. Entró Aznar en Génova, sustituyendo al querido padre-abuelo Fraga, y puso de patitas en la calle hasta al de los recados. En la primera hornada de la Democracia se insístia en la influencia nacional de Rodríguez Doreste, pero el buen alcalde era hombre de Suresnes y en el felipismo pintaba poco: no estaba en ningún núcleo duro de decisión. Cuando Zapatero ganó, Bono perdió, y que perdió lo ha notado cualquier mero observador de la realidad competente. Saavedra no es del equipo de Ferraz, lo es López de Aguilar. Pero se equivoca el equipo de Blanco en ver a Saavedra como de otros tiempos: sin él, el socialismo canario en la época de gobierno que al parecer se aproxima sufrirá de mayores asechanzas y meteduras de pata -cuando no de franco descarrilamiento- si no aceptan esa disponibilidad de Saavedra. Y para los canarios deseosos del cambio, hartos de tanto desgobierno, el partido de Ferraz debe anteponer el interés general a los usos y costumbres generales partidarios.
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