El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
La marcha de Antonio Garde
Margaritas a los cerdos. La única concejalía que Jerónimo Saavedra se reservó siempre en ese convulso grupo municipal de gobierno de Las Palmas de Gran Canaria fue la de cultura. Nadie se lo ha reprochado nunca, más bien al contrario. La reconocida sensibilidad cultural de Saavedra hacía más que razonable que se ocupara él de esa área, para la que se trajo desde el primer día a una figura nacional de la gestión cultural, Antonio Garde, que fue nombrado director general de Cultura desde los inicios del actual mandato. Persona discreta, prudente, profesional y leal, Garde ha soportado silente todas las inclemencias que la cultura sufre siempre en Canarias, a las que se ha sumado de modo inmisericorde una crisis económica -dos crisis económicas en realidad, la heredada y la mundial- que han hecho imposible el encargo que recibió del alcalde: haz de esta ciudad una urbe culta y respetada. Las miserias endémicas y una oferta irrenunciable han acabado con su paciencia y han provocado su marcha.
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