El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
En la marcha de Santiago Pérez
Eligió el portazo. Santiago Pérez, histórico dirigente del PSC, prefirió marcharse del que ha sido su partido político los últimos 35 años dando un sonoro portazo y enrabietado. No ha podido, querido o sabido soportar las enormes tensiones vividas los últimos cinco meses, desde que la dirección regional del PSC, respaldada por la Ejecutiva Federal, decidiera aplicar un severo correctivo a las ejecutivas de Santa Cruz de Tenerife y de Tenerife. Aunque, analizados los acontecimientos con cierta distancia, quizás sea preferible remitirse a los duros momentos vividos cuando Juan Fernando López Aguilar optó por abandonar la política canaria y, con ella, a los que formaban parte de su núcleo duro. Y allí siempre estuvo Santiago Pérez. La marcha de López Aguilar no puede atribuírsele a la actual dirección regional del PSOE, cuyo secretario general, José Miguel Pérez, se partió algo más que la cara por su antecesor. Ni tampoco a Jerónimo Saavedra, al que su partido hace el caso que siempre ha hecho cada vez que saca la lengua a paseo. El exilio voluntario de López Aguilar hay que explicarlo en la misma clave con la que Santiago Pérez trata de explicar ahora su marcha del PSC, el eterno pulso al caciquismo de ATI, al que el ex portavoz parlamentario lleva enfrentándose toda la vida y que, en mayor o menor medida, logró segar la carrera política local al último candidato socialista que obtuvo 26 diputados en el Parlamento regional.
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