De ser cierto que Soria dispone de facturas que puedan demostrar que no se colgó del empresario noruego para el famoso viaje del salmón, debemos suponer que se las habrá tenido que expedir Anfi del Mar, porque nos cuesta mucho trabajo imaginarnos a Soria a pie de pista, en Gando, pasando su tarjeta de crédito por la bacaladera del señor del camión que suministra combustible a los aviones. ¿O quizá pagó la gasolina en metálico, como dice que hizo su señora ante la señora de Esquivel para abonar la renta del famoso chalet de Santa Brígida? Y si fue en metálico, ¿es dinero celosamente guardado debajo de un ladrillo escamoteado en el nuevo chalet de Tafira? Que ya se sabe que todo lo que se guarda debajo de un ladrillo no ha de ser necesariamente dinero negro.