Lo tiene verdaderamente crudo el juez que investiga la brillante gestión desarrollada por Miguel Blesa al frente de Caja Madrid en aquellos años gloriosos en los que el PP nos dijo que debíamos vivir por encima de nuestras posibilidades (ja) para segarnos la yerba al ver que nos cogíamos el codo (otro ja). Resulta muy elocuente observar cómo atacan a Elpidio José Silva, ese juez, ese, desde los periódicos de la derecha por estar incurso en procesos disciplinarios para conseguir el admirable propósito de que toda la investigación quede anulada o, como mal menor, contaminada hasta su archivo. Son los mismos periódicos que no valoraron de igual manera los expedientes disciplinarios que tenía abiertos la juez Coro Cillán cuando reabría, con gran jolgorio de la caverna, el caso del 11-M en busca de un explosivo que alguien ocultó para hacer que el pobre Mariano perdiera las elecciones de 2004. Una majadería que aún repiten algunos sin temor al clamoroso ridículo. El mismo juez que investiga las fastuosas compras de bancos extranjeros que hizo Blesa desde Caja Madrid (el City Bank de Miami y Mi Casita ?literal- de México) también trata de aclarar el generoso préstamo de 26,5 millones de euros concedido al jefe de la patronal española, Gerardo Díaz Ferrán, cuando era miembro del comité ejecutivo de esa caja tan sandunguera que absorbió, entre otras, a nuestra entrañable Caja de Canarias. El juez no ha tenido reparos en imputar a todo el comité financiero de Caja Madrid para que explique, asistido de sus correspondientes letrados, cómo es posible que esa operación no se haya comunicado a las autoridades económicas correspondientes y se le permitiera al empresario avalar con un holding en quiebra. Un escándalo en los tribunales de justicia. Sin embargo, no ha corrido igual suerte penal el crédito de 33,7 millones de euros que la Caja General de Ahorros de Canarias concedió en 1998 a un testaferro de Ignacio González Martín para que comprara el frente de playa de Las Teresitas. Nadie ha imputado a ese consejo de administración del que formaba parte el hoy presidente de la Cámara de Comercio de Tenerife y el alcalde de la ciudad, a la sazón, Miguel Zerolo, entre otras personalidades.