Lamentamos tener que discrepar de un gran número de lectores que estos días nos han afeado bastante nuestra opinión acerca de Mónica Quintana. Jamás hemos dicho que sea inocente, como jamás hemos sostenido su culpabilidad, que habrá de quedar demostrada con una sentencia y tras un juicio justo. Lo que decimos y sostenemos es que es la que protagoniza la parte más débil del culebrón, la de la mujer enamorada que mete la pata precisamente por amor. Lo confirman, además, los especialistas que la han analizado en prisión: precisamente es la más fuerte de los dos, la más entera, porque suele ocurrir que las que actúan con el corazón defienden su papel hasta el final. Además, está convencida de que saldrá muy pronto porque, como en todas las comedias románticas, cree en los finales felices.