Suponemos que a don Pepito y a sus amanuenses les habrá sentado como una patada en el bajo vientre el editorial dominical del Diario de Avisos, directo al entrecejo de una línea editorial absurda y suicida que se lleva por delante no solo el prestigio de un periódico centenario como El Día, sino el orgullo de los profesionales que intentan ejercer allí su labor en contra de la inmolación a la que quiere dirigirse su editor, director y mesías. Su principal competidor, con algunos años más de historia sobre sus espaldas, ataca desde el primer párrafo y habla de “muerte cerebral” del medio que se dedica al insulto, como de un tiempo a esta parte hace el periódico El Día con todos los que considera contrarios a la particular visión de Canarias y de su propio ombligo que tiene el insigne editor. Y en un corto pero muy contundente alegato, el editorialista recuerda a Rodríguez Ramírez su abigarrado currículo de aprovechado del poder, su condición de muñidor de mil y una triquiñuelas envuelto, eso sí, en su grotesca bandera de hombre de bien, tinerfeño de pro y padrino de gobernantes puestos a su servicio. “No estamos por rescatar de la memoria tantos regalos dominicales conseguidos con dinero público. No estamos por desenterrar de las polvorientas hemerotecas las cadavéricas y amarillentas fotos de medallas, metopas y títulos. No estamos por recrear los almibarados discursos de agradecimiento por honores y distinciones. No, por ahora”, recalca el editorialista del Diario de Avisos.