La ha armado buena Nueva Canarias en Firgas, o por ser más precisos, la franquicia firguense de Nueva Canarias, Compromiso por Firgas (Comfir) que este sábado arrebató la alcaldía a Manuel Báez, de Coalición Canaria, pactando el gobierno municipal con el PP, hasta ese mismo día socio de Báez en un pacto a tiempo compartido que los populares rompieron cuando les tocaba soltar el bastón de mando. Firgas no es un municipio determinante en el contexto político regional, pero a estas alturas de los mandatos locales lo ocurrido en esa villa de las medianías de Gran Canaria sirve para que los analistas hagan sus cábalas y los partidos políticos terminen por enseñar la patita. En el caso del PP, es evidente que lleva hasta extremos que superan lo delirante las órdenes de José Manuel Soria de prender fuego a las instituciones allí donde puedan sumar contra Coalición Canaria, el socio de siempre con el que vive ahora mismo un proceso duro de despecho. Llama la atención que la lideresa local del PP, Paola Hernández, haya justificado su ruptura con Manolo Báez acusándolo de “personalista” y alegando la “ingobernabilidad” que padecía el Ayuntamiento cuando ella es responsable ?en régimen de gananciales- de lo que haya pasado hasta ahora por haber sido la alcaldesa desde 2011 hasta el verano pasado, con Báez de número dos de la Corporación. ¿Qué decir de los esfuerzos de Nueva Canarias por justificar un pacto con el PP? Desde luego son fácilmente desmontables sus proclamas en la dirección de la búsqueda del bienestar social de la población porque los recortes que sufre el Ayuntamiento de Firgas, como la mayoría de consistorios españoles, tienen su origen en las decisiones del Gobierno pepero de la nación. A Coalición Canaria no le ha hecho puñetera gracia la jugarreta, y ha cargado contra el diputado Pedro Quevedo, que se constituyó en el pleno del sábado en el que se ejecutó a Manolín Báez, recordándole que se sienta en un escaño en la Carrera de San Jerónimo precisamente gracias a una alianza con CC, y no con el PP, con el que el partido de Román Rodríguez hace ahora unas extraordinarias migas. Se nota cada mes en el pleno del Cabildo de Gran Canaria, cuyo presidente, José Miguel Bravo de Laguna, parece disfrutar con las intervenciones del líder de NC, al que concede tiempo indefinido, a la vez que corta por lo sano cualquier intervención del resto de la oposición en cuanto la cosa se pone peluda.