Odalys sabe mucho. Se huele la componenda y empieza a ver qué pasa aquí. El pacto, dice, es “vomitivo”. Se cruzan amenazas de expulsión y dimisiones. Y en medio aparece el nombre de Félix Quemada Nieto y la dichosa, de dicha, clínica del pueblo más alto de España. En el PSOE no se enteran. Corrales, que no aprendió la lección en las carnes de Domingo Fuentes, va a una cena de pecado con Zerolo y Nacho González. Zerolo quiere cerrar el círculo proponiendo al PSOE que “por responsabilidad” dé estabilidad a su gobierno en el último tramo de legislatura, a cambio de no-se-qué (ya nos enteraremos). En realidad, él ya se ha encargado de darse tranquilidad a sí mismo y a sus amigos de playa con Guigou hace bastantes meses. Pero en el PSOE no lo saben y José Manuel Corrales y Gloria Rivero hacen el tonto y están a punto de liarse, para solaz de los fresquistas, que llamaron a rebato en el Reloj de Flores para rasgarse las vestiduras rayando el nudismo integral. Odalys se rinde a las evidencias cuando vuelven a cogerle el teléfono los otros dos del partido.