El comunicado lanzado este viernes por Australia Navarro es de todo menos inteligente. Para justificar una posición política con la que su partido solo pretende bloquear la renovación de las instituciones dependientes del Parlamento para reclamar más representación de la que se le ofrece, es capaz de hacer afirmaciones tan inoportunas como que “todos sabemos que la institución del Diputado del Común es muy poco útil y que no se justifica”. Y todo porque, según sus cálculos, las reclamaciones ante ese órgano “no dejan de caer en picado”, pasando de las 2.200 quejas en 2008 a las 1.378 en 2010. Es decir, que las quejas de casi 1.400 ciudadanos al PP se las trae específicamente al pairo sin entrar a analizar, por ejemplo, si los motivos de ese descenso pudieran responder a la escasa capacidad y competencia del actual Diputado del Común para desempeñar adecuadamente su trabajo. Un Diputado del Común, Manuel Alcaide, propuesto por cierto por el Partido Popular cuando creía entusiasta en la labor de esa figura. El Diputado del Común, como probablemente ignoren la señora Navarro y el señor Soria, es una institución que arranca del año 1776, como puede leerse sin mucho esfuerzo intelectual en la web de esa institución. Si la señora De Conspirar la quiere suprimir en Castilla La Mancha, donde no existe ese abolengo, es muy libre de hacerlo. Aquí, con la tradición de desprecio de la Administración por los ciudadanos, es exigible que se mantenga.