Mirarse tanto al ombligo tiene esas cosas. Ya las contábamos aquí ayer la llamativa aparición estelar del presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, en la tele canaria, al término del partido CD Tenerife-UD Las Palmas, flanqueado por los cada vez más orondos presidentes de esos clubes. Rivero, que intentó aparentar que sabía mucho de fútbol, hizo un complicado ejercicio de exquisito equilibrio para quedar bien con las dos aficiones, pero empeñado especialmente en destacar la nobleza y la vitalidad del fútbol canario, de la cantera, vamos. Así, entre otros valores de gran proyección de la cantera canaria, el presidente mencionó a Adrián Colunga, que resulta que es asturiano. Vamos, inmigrante, que si se quedara ahora en el paro no podría acceder al plan de empleo por no poder acreditar tres años de canariedad. Pero le gustó al presidente, y algo es algo.