Una dádiva no tiene por qué ser un talón o una bolsa llena de dinero. Puede ser también un viajito a la pesca del salmón, rememorando el mismo tipo de actividad y de capturas que el caudillo (lejos de nuestra intención el parangón). O puede ser una machorra, recuerda Lorenzo Olarte. El caso lo protagonizó el ya fallecido ex alcalde de Santa Brígida José Antonio García Viera, quien a cambio de un favor urbanístico, recibió de regalo una machorra con la que se dio un festín en compañía de unos amigos. Una machorra -dicho quede para los que desconozcan el término- viene a ser una cabra de entre siete u ocho meses de edad cuya carne es muy apreciada. Pues bien, el caso de la machorra le costó al malogrado alcalde de Santa Brígida una condena penal de tres meses. Ni la dádiva fue tan costosa como un viaje a Salzburgo y Noruega, ni el favor concedido tan valioso como 3.500 camas en el municipio de Mogán en plena moratoria turística.