Deseamos a Pepa Luzardo y a Felipe Afonso El Jaber mucha suerte en las diligencias abiertas por el juez en relación con el escándalo del canódromo de Las Palmas de Gran Canaria. Todos sabemos que ambos actuaron de buena fe, que lo único que siempre pretendieron en ése y en otros tantos asuntos (Gran Marina, Isolux, biblioteca del Woermann, Pavía, Plan General, parque urbano-hundido de La Ballena...) fue contribuir humildemente al interés general y al enriquecimiento de la ciudad. Por eso, a la que fuera concejal y luego alcaldesa durante un porrón de años nunca le ha importado meterse en interminables y laberínticos jardines, como el de Emalsa, que tiene mucha coña.