Desde muy temprano ya se preveía que la jornada iba a ser bochornosa, y no precisamente por las altas temperaturas y la humedad de este agosto. La puerta de la casa del portavoz del PSOE en el Parlamento, Santiago Pérez, amanecía cubierta por un manto de pintura roja, un signo que al diputado y dirigente socialista le sugirió alguna idea cuando interpuso la correspondiente denuncia ante la Policía: los ataques sistemáticos que está sufriendo a través de los editoriales del periódico El Día pueden haber animado a algún taliban a ejecutar una acción tan execrable como delictiva. Pero ni de lejos amedrentó esa acción amenazadora al portavoz parlamentario, que ejerció tal función de manera absolutamente demoledora en la Diputación Permanente del Parlamento, según recogen casi todas las crónicas periodísticas.