Nunca el órgano de gobierno de los jueces españoles había caído en tan baja consideración. Los acuerdos entre el PP y el PSOE para el reparto de vocalías y la elección de algunos nombres más vinculados a favores políticos que a trayectorias y capacidades, pusieron fin de un modo casi catastrófico a una indeseable situación de bloqueo que los dos principales partidos han administrado fatal. Ahora, por si fuera poco el descrédito en que han sumido todos los protagonistas en presencia al Consejo General del Poder Judicial, va Zapatero y propone para presidente a un ultraconservador, y como vicepresidente a un ex consejero de Justicia del PP en Valencia. En Canarias se recuerda muy bien una clamorosa metedura de pata de Carlos Dívar cuando, tras acudir a la toma de posesión de su sobrino Gonzalo Dívar como juez, dijo que las mujeres no deberían estar en la carrera judicial. Con estos mimbres el Gobierno pretende avanzar en leyes como la eutanasia, el aborto, la igualdad de género, la violencia machista... Como los cangrejos, ZP.