El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
También el PP graba y espía
Hay otras concomitancias entre el Watergate que pretende Cristina Tavío atribuir al periodista Carmelo Rivero y lo ocurrido en Canarias con el Partido Popular. Porque aquí también ha habido grabaciones obtenidas de modo clandestino, es cierto que a distancia sideral de las que el equipo para la reelección de Richard Nixon hizo en los 70, pero grabaciones no consentidas al fin y al cabo. Soria se las hizo al denunciante de la trama de corrupción del Grupo Europa, Francisco Benítez Cambreleng, dando lugar a lo que este periódico bautizó con el nombre de Soriagate (y perdonen que nos citemos). Con aquellas cintas, el presidente del PP canario trató de montar una historia de falsas conspiraciones que acabó publicada con la financiación del Gobierno de Canarias en una revista de corte franquista, Época, y en una denuncia en los juzgados por revelación de secretos de la que el partido ha terminado por retirarse ante el peligro cierto de ridículo mundial. En Madrid, mientras tanto, se han confirmado los seguimientos y las escuchas ordenados desde el entorno más inmediato de la lideresa. No se leyeron el libro de Woodward y Berstein, ni vieron la película de Pakula, seguro. Estaban revolcándose entre sebas que te arañan la piel y han incurrido en el error de remedar la historia de manera hortera.
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