Finalmente, Juan José Cardona ejecutará magistralmente la doctrina aprendida de su maestro, José Manuel Soria, respecto a la cultura: sólo vale lo que podamos controlar, lo que nos de brillo y esplendor. Por eso el festival de cine no sufrirá amenaza de muerte, porque a diferencia del Womad, que es una fiesta libre a la que acuden miles y miles de personas para compartir muchas vivencias con gentes de todas la latitudes, en el cine hay alfombra roja, acotada para que no pase el populacho; fotógrafos que retratan a las autoridades y a sus consortes con estrellas de las constelaciones más brillantes. En el Womad hay negros, perro flautas, rastafaris y porreros... Y no nos da votos. Juan José Cardona cumple así con la trayectoria que su partido ha llevado con este festival: llegó en 1993 y en 1995 Soria lo prohibía en Las Canteras; en 2003, cuando llegó al Cabildo, le rebajó las aportaciones económicas, y las redujo exactamente a cero cuando llegó al Gobierno, que en 2007 corría con la mayor parte de la financiación. Por eso tuvo que hacerse cargo del festival el Ayuntamiento de la mano de Jerónimo Saavedra, que precisamente no hacía otra cosa que llevar a la práctica aquellos buenos pero falsos deseos de Pepa Luzardo, que en 2005 y 2006 despotricaba contra todos aquellos que atacaran al festival. Llegó a anunciar al mundo que ella lo garantizaba hasta 2010.