El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Tampoco en el programa de Bravo
Por lo tanto, esa febril ocurrencia de levantar un muro entre la ciudad y el mar, un scalextric que dañe irremediablemente la playa de Las Alcaravaneras y la primera imagen portuaria de los cruceristas que tanto quiere cuidar el alcalde, es, además, una transgresión completa a su propio programa electoral en el que, a modo de corolario, se indica que “no es el momento de grandes proyectos”, sino de ejecutar los “que están en la mente de todos” y que nunca se concluyen. Y todos los que cita están dirigidos a acabar con la renuncia marítima de la ciudad: “el Proyecto Guiniguada, la apertura de nuestra ciudad al mar, el proyecto de La Cícer...” Entonces, ¿a qué viene esta ocurrencia del scalextric de Las Alcaravaneras? Para entenderlo hay que revisar aspectos tales como la paternidad de la idea. Y la paternidad de ideas en los tiempos que corren suele ir pareja a quien las apadrina, es decir, a quien pone los dineros. Por herencia recibida de los anteriores gobernantes y éstos a su vez de sus antecesores, entre los que se encontraba precisamente el señor Cardona, el Ayuntamiento no tiene un puñetero euro con el que acometer disparates como el de Las Alcaravaneras. Es el Cabildo, a cuyo frente los ciudadanos han colocado a otro iluminado, el que está jaleando este atentado urbanístico. Bravo de Laguna quiere agradar al máximo número de ciudadanos y poderes mediáticos posibles, y está claro que con esta obra cree poder hacerlo. Si encima cumple una de sus ansias, la de adjudicar obra pública como un poseso, miel sobre hojuelas. Por cierto, en el programa electoral de Bravo de Laguna tampoco se contempla este disparate. Ya estará su consejero de Obras Públicas, Carlos Sánchez, dándole a la rueca, hilando proyecto con proyecto y obra, y el proyecto y la obra con un lugar para la eternidad. Tiempo al tiempo.
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