Quebrantos sin campaña mediática

Willy García va camino al matadero. La aparición en escena de los informes de la Audiencia de Cuentas de Canarias que atestiguan que su gestión no ha sido, como mínimo transparente, coinciden justo con el momento en el que el Partido Socialista quiere remover al actual director de Radiotelevisión Canaria para que sea el Parlamento quien nombre sustituto, una vez se apruebe precisamente la ley que habrá de democratizar los medios de titularidad pública de la Comunidad Autónoma. A Paulino Rivero se le agotan los argumentos para sostenerlo en el puesto, más allá de la concepción que el presidente del Gobierno tiene de la lealtad y de la amistad que ambos cultivan. Las exigencias del socio de CC en el Gobierno y la campaña mediática que está sufriendo García complican enormemente su continuidad y ya hay algunos nombres sobre el tapete para sustituirlo probablemente a partir de enero de 2014. No vamos a ser nosotros ?insistimos- quienes lo defendamos. De hecho fuimos los que adelantamos los informes preliminares de la Audiencia de Cuentas que ponían en tela de juicio su gestión. Pero a la vista de la que le está cayendo, debemos concluir, sin ánimos de ofender, que Willy García es un auténtico pringado. Porque, comparando su gestión con la que otros que ahora le crucifican hicieron, resulta que la del director de la tele al menos ha quedado completamente al descubierto, con las alegaciones emitidas en su descargo (muchas de ellas admitidas por el órgano fiscalizador de la Comunidad Autónoma), pero con los contratos ejecutados, es decir, con los programas realizados y las audiencias medidas. Sin embargo, ahora toca correr a gorrazos a Willy García, especialmente desde el Partido Popular y desde los medios de comunicación antipaulinistas. Para demostrar lo que decimos, les vamos a exponer tan sólo cinco ejemplos de expolio y quebrando a las arcas públicas protagonizados por el presidente del partido que en estos momentos lidera la cacería contra Willy. Sólo cinco ejemplos que se acercan a los 120 millones de euros de pérdidas para las arcas públicas, especialmente en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Veamos, que la cosa tiene mucha miga y refleja una exasperante falta de memoria.