Entró un caballero de nombre Miguel Jorge Blanco el pasado viernes en el Parlamento. Trató de no dejar mal a su presidente, José Manuel Soria, que lo es por partida doble, de partido y de Cabildo. Pero también trató de ser honrado y no mentir ante una comisión de investigación. Difícil papelón, proclamamos, porque decir la verdad en torno a Megaturbinas de Arinaga, empresa de la que Jorge Blanco fue presidente, y no comprometer a José Manuel Soria es tarea harto compleja. Dijo el vicepresidente primero del Cabildo que si Megaturbinas no solicitó a la Autoridad Portuaria los suelos necesarios para un parque eólico en el muelle de Arinaga fue, sencillamente, porque no les dio la gana a sus socios. Y sus socios eran el Cabildo, la Autoridad Portuaria y el ITC. O sea, Soria, Arnáiz y el otro Soria. Un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad.