Si se confirma la destitución (o dimisión absolutamente voluntaria, dónde va a parar) de José Miguel Camejo, el comisario que tiene todos los boletos para sucederle es Juan Luis Regalado, actualmente al frente de la Brigada de Información. En la Supercomisaría lo daban este martes por hecho a pesar de que el recuerdo que de él queda de sus siete u ocho meses de jefe en funciones es ciertamente calamitoso. Su indisimulado afán por ganarse el puesto le llevaron a cometer excesos que enervaron especialmente a todos los que tenían que ver directa o indirectamente con las investigaciones de la desaparición de Sara Morales, incluido el juez instructor, Alberto Puebla. No había pista que se abriera a la que no llegaran antes las cámaras de televisión que las excavadoras prestadas por el Ejército. Su empeño por la gloria en este asunto le convirtió muy pronto en uno de los personajes más queridos en la prisión de El Salto del Negro, algunos de cuyos moradores más populares llegaron a colocarle apoteósicas patrañas que el comisario se tragó como un campeón mundial. En corrillos de patio de colegio (y lo que decimos es literal) se conocieron detalles pormenorizados de las investigaciones del caso Kárate antes de su inmediata publicación en un periódico de la localidad, lo que generó algunas quejas ante el juez instructor. Se le considera un hombre del Partido Popular, al que ha servido en puestos de responsabilidad pública durante la etapa en que fue consejera de Presidencia y Justicia María Australia Navarro, en concreto a las órdenes del esposo de Mercedes Roldós, Francisco Hernández Vulcan, en el CECOES (2003-2005).