José Manuel Soria cuenta cada día con menos apoyos. Perdida la pata que tenía apoyada en el Gobierno de Canarias, habrá de recluirse ahora en el Cabildo y en La Gran Marina a ver qué pasa. Ya les dijimos el otro día que una gran parte del empresariado, al menos la que representa la parte gorda del producto interior bruto, le lanzó las primeras advertencias: si quieres que estemos contigo, danos seguridad jurídica. Luego se le vino abajo su fiel Juan Francisco García, que entregó Canarias7 a Mauricio, que también le dejó solo. La pérdida del Gobierno estaba, por lo tanto, en el siguiente lugar de la hoja de ruta, y el rutómetro se ha cumplido. Su actitud patética para con Zapatero y Mauricio ya despierta hasta la risotada de los periodistas que acuden a sus ruedas de prensa. Cuando este sábado empezó a contar cómo fue su noviazgo con Mauricio, los plumillas se reían. Soria creyó que les hacía gracia el fondo de lo que contaba, pero era él el que despertaba hilaridad. Va por buen camino cara a 2007.