El otro ejemplo de malos modos parlamentarios lo protagonizó este viernes la consejera de Turismo, Rita Martín, que no para de dejar en ridículo al Gobierno y al sector mismo. Se personó doña Rita en el Parlamento con su Power Point para utilizarlo como apoyo para las explicaciones que le pedían sus señorías y, como quiera que la presidencia de la comisión no le permitió utilizar esa herramienta por no haberlo solicitado con la antelación que marca el reglamento, la consejera se enfurruñó y empezó a cargar contra los socialistas de manera infantil y atolondrada. Es comprensible que toda una consejera del Gobierno tenga que valerse de medios de refuerzo que suplan de alguna manera sus graves deficiencias de comunicación, pero no es de recibo que no tenga un plan B que le permita ofrecer las mismas explicaciones sin pantalla gigante. Inadmisible que dejara de contestar una pregunta alegando que para ello necesitaba su Power Point o que remitiera a la concejala Guacimara Medina a la web de la consejería para contestarle de ese modo una pregunta sobre turismo rural.