Pero lo más grandioso de la pirueta de Paulino Rivero es el fondo de la investigación que pretende: quién filtró las conversaciones del presidente con el empresario Santana Cazorla. La respuesta se la puede ofrecer cualquiera que haya estado atento a la prensa la última semana y pico: el filtrador es el mismísimo empresario, que empezó por contárselo a El País y terminó peregrinando por las emisoras de radio y enviando un vídeo a las televisiones. Santana Cazorla contó su versión, como Domingo Berriel contó la suya, lo que hizo ocioso pedir las transcripciones del TSJC. De todas maneras, esperaremos a que se levante el secreto de las actuaciones para conocer si las versiones ofrecidas están completas o han sufrido el correspondiente recorte propio de las versiones de los interesados.